Seguidores

viernes, 17 de agosto de 2012

Capítulo 3:


Le miré fascinada, mientras una cálida sensación invadía mi pecho.
Cuando su vista se clavó en mí, se sonrojó más fuertemente y fingió mirar a otra parte, mientras posaba las manos en la nuca y enredaba sus dedos en los zarcillos.
- Sé que no es bueno… - empezó a decir.
Le coloqué dos dedos en los labios, para que dejase de hablar.
- Simon, es genial. – le contradije, todavía estupefacta.
Me miró, desafiante, con aquella astuta mirada que asemejaba a la de un gato, como si fuera a reírme de él en cualquier momento.
- ¿Lo dices en serio? – murmuró, dubitativo.
- ¡Pues claro! ¡Es una genialidad! A Johnny le va a encantar. – le dí con el puño en el hombro, cariñosamente, sin fuerza.
Simon sonrió de oreja a oreja.
- Además – añadí – es mil veces mejor que Viagra Ochentera.
Rompimos a reír juntos.
- He de admitir que de los que habían salido, era el más original. – se encogió de hombros al decirlo.
- Jajaja, eso es porque tú te callaste, tontorrón.
Le clavé una mirada de reproche.
- Sabes que soy tímido para esas cosas, no soy tan impulsivo como tú. – me señaló con su dedo índice.
Le sonreí abiertamente, enseñando mi dentadura en su plenitud.
- Si quieres puedo darte clases.
Se rió jovialmente, mientras me rodeaba con uno de sus brazos.
- ¿Tú?... ¿Darme clases?... ¿A mí? – sonrió burlón.
Le lancé una ojeada de advertencia.
- Si, leprechaun marchoso. – le pellizqué el costado.
Pegó un gritito sorprendido.
- Serás… - me abrazó y soltó nuevamente.
Al principio, aquellos pequeños gestos hacían que me ruborizara. Debido a mi poco contacto con gente de mi edad, no estaba acostumbrada a los abrazos, las caricias y ese tipo de cosas… al menos no de personas que no fueran Harry.
Las familias anteriores a los hippies no habían sido tampoco muy cariñosas. La primera familia había sido un matrimonio joven, demasiado joven quizá, que acababan de casarse y de descubrir que la mujer era estéril. Nos tuvieron un par de meses viviendo en una casita solariega, hasta que se divorciaron y tuvimos que volver al orfanato. Aquella vez, seguramente por ser la primera, fue la más dura. Recuerdo pasarme tres días llorando sin parar, queriendo volver a la casita de campo. Lo único que pudo levantarme de la cama fue Harry. Con la cara surcada de lágrimas, me había convencido de que debíamos seguir hacia delante, de que era normal echar de menos a nuestros padres, que él tambiénlo hacía al pensar en ellos. Fue duro convencerlo de que aquellas personas no eran nuestra familia, pero aún lo fue más descubrir que Harry no lloraba por esos extraños, sino por nuestros padres de verdad. Fue como recibir el impacto de un camión a demasiada velocidad. Ver a mi hermano tan pequeño e indefenso, recordar la comodidad de tener una familia, una casa, incluso aquel estúpido gato llamado Cheshire… Fue entonces cuando decidí que lo mejor era mirar siempre hacia delante y no pensar en lo que fue. Si alguien debía adoptar el papel de fuerte, debía ser yo. Debía ser la que acunara a Harry cuando llorara y no al revés. Procuré no pensar en mis padres si me era posible y admitir a las siguientes familias que nos acogieron como una simple distracción. No me encariñaba nunca con nada, o al menos, intentaba no encariñarme con nadie, lo cual resultaba complicado a tan pronta edad. Una única cosa me repetía sin cesar y me daba fuerzas, un dicho que tenía mi padre… el día que de verdad quieras a alguien, no podrás evitarlo. Y la verdad, mi padre siempre tenía razón.
Con Simon, todo había resultado tan fácil como respirar, sin malentendidos o discusiones. A pesar de mi forma de ser, algo arisca y reservada, él, con aquel aspecto de pajarillo despistado, su amable sonrisa y sus chistes malos, había conseguido hacerse un hueco a la fuerza en mi corazón. Desde el primer día, a pesar de los libros, la caída y el rubor de mis mejillas, habíamos conectado. Él había sonreído, como si hubiera encontrado de pronto la pieza que le faltaba para completar un rompecabezas. De alguna forma aquella sonrisa me recordó a la de Casandra, el día que la conocí, y supe que acababa de encontrar a la única persona que realmente valía la pena conocer de aquel instituto. Poco después nos hicimos amigos y desde entonces no habíamos dejado de serlo.
- ¿Te acuerdas de cuando nos conocimos? – le pregunté, repentinamente.
- ¡Cómo olvidarlo! ¡Intentaste matarme! – exclamó.
- Fue un accidente, lo sabes, no quería tirarte los libros encima. – sonreí al darme cuenta de que lo recordaba tan bien como yo.
- Hmm… todavía no sé si creerte. – sonrió nuevamente, al igual que en aquella primera ocasión – Tenía doce años, acababa de internarme en el aterrador mundo del instituto y de pronto viniste tú y me tiraste una parva de ejemplares de mates, lengua e historia en la cabeza. Es totalmente imposible que lo olvide.
- ¿Quieres que te hable de cómo fue para mí? Veamos, todavía estaba adaptándome a la vida con una nueva familia, había terminado el colegio a regañadientes, ya que la sargento Juárez no era muy buena profesora que digamos en el orfanato y había pasado por dos colegios distintos, debido a mis tres familias de acogida y estaba tan nerviosa por el instituto que apenas podía tenerme en pie… ¿necesitas alguna otra explicación para que te tirara aquellos libros? – le recriminé.
La sargento Juárez era la “directora” o mejor dicho rectora, del orfanato y solía darnos clases, pero era tan rígida, malhumorada y fea, que poco podía envidarle a la directora de la película de Matilda.
Llegamos a la parada, mientras Simon me hablaba sobre una de las canciones que había compuesto él para el grupo.
En su grupo, Johnny era el batería, Lucas el cantante, Tobías tocaba el bajo y hacía a la vez de segundo cantante y Simon era el guitarrista y, en la mayoría de los casos, el compositor.
- ¿Cómo era que se llamaba tú última composición? – le pregunté.
Me miró, con malas pulgas.
- Te lo acabo de decir.
- Lo siento, no presté atención, ¿harías el terrible esfuerzo de repetirlo? – bromeé.
Nos sentamos en el bordillo de la calle en la que paraba nuestro autobús.
- Te voy a decir la traducción al español, porque, esa  la cantamos en inglés también. – me lo dijo lentamente, como si fuera una persona a la que le costara tremendamente seguir el hilo de la conversación.
Observé los coches que pasaban ante nosotros distraídamente, ignorando deliberadamente su burla.
- Se llama, la primera vez que te miré a los ojos. – soltó, finalmente.
Vi, por el rabillo del ojo, una chispa de emoción contenida en su rostro y mis ojos volaron hacia él bruscamente, con inquietud.
- Es precioso Simon. De veras, no sé cómo se te ocurren esas cosas.
Simon, a pesar de que pudiera parecer poco lanzado en algunos aspectos, era un genio componiendo. Podía decir de mil maneras un te quiero y enredar las palabras de una canción hasta darles otro significado.
- Por cierto, ¿por qué hoy te has puesto bailarinas en vez de tus habituales converse rojas? – cambió de tema rápidamente.
- Por que estaban para lavar. –refunfuñé, mientras fruncía los labios, como casi siempre cuando me sentía contrariada.
Mis converse eran casi sagradas para mí, siempre las llevaba puestas. Eran las únicas que me había podido comprar, ya que había tenido que ahorrar para conseguirlas, y desde que las obtuve prácticamente no usaba otro calzado. Además de mis sketchers negras y verdes, para gimnasia.
 Observé como el autobús se acercaba.
- Deberíamos levantarnos ya a no ser que quieras puré de dedos de los pies para desayunar. – dije, con urgencia.
- Claro. El puré con olor a queso no me gusta. – continuó el chiste.
Como todos los días, el autobús frenó delante de una chica llamada Rosalinda, que como siempre había llegado la primera a la parada. Tendría unos catorce años y solía llevar su pelo rubio ceniza, recogido en una trenza larga.
Aquel día Rosalinda llevaba una mini-falda rosa, con leotardos negros y una camiseta violeta, con unas mariposas dibujadas en ella.
Nunca había hablado demasiado con Rosalinda, no me parecía del tipo de personas desagradables que había en el instituto, pero tampoco había entablado conversación con ella a no ser que hubiera sido para preguntarle por si llegaba tarde.
A decir verdad, no había hablado demasiado con casi nadie de mi autobús, ya que siempre me sentaba con Simon y  con eso para mí era suficiente. Además, Harry solía llegar después, con Casandra y se sentaba con un chico, que si no me equivocaba, se llamaba Raúl.
La puerta del autobús se abrió con un chirrido que asemejaba el quejido de una anciana.
- Hola, Aurora. – saludé a la chofer del autobús.
Aurora era una mujer ruda, de musculosos brazos, pelo rojizo y ojos negros como dos carbones, que no solía abusar de su simpatía.
- Hola Dana. – respondió con una sonrisa.
- Hola Aurora – saludó Simon.
- Hola Simon. – respondió esta, con un seco asentimiento.
Una vez nos sentamos en nuestro lugar habitual, metí la mochila entre las piernas y mis pies y me recosté contra el asiento.
- Creo que cada vez le caigo peor. ¿Qué será de mí si no consigo caerle bien a Aurora? – comentó Simon, con un tono afligido, que no podía ser más fingido.
- No creo, lo que pasa es que piensa que eres raro. – respondí, sonriendo.
- Todo el mundo piensa eso, no es una novedad. – hubo un deje amargo en aquella frase.
- Yo no lo pienso. – dije, ofendida.
En seguida me arrepentí de mis palabras.
Simon me miró con una clara expresión de cariño.
Me ruboricé y dirigí  la mirada hacia la ventana de mi derecha. A pesar de que no había malentendidos entre nosotros, estaba en mi naturaleza aquella manera que tenía de evitar las muestras de afecto en la medida de lo posible.
- Creo que Johnny está colado por ti. – dejó caer aquel comentario como quien no quiere la cosa.
Le miré, con los ojos abiertos como platos.
- ¿Johnny? ¿Johnny Finsfletcher? – resultaba absurdo. Johnny, aquel idiota rubio que no acababa de entender cómo podía caer bien a Simon, Johnny que soñaba con dedicarse a la música y darle una patada en el culo al ocupa de su hermano con el que compartía piso en el centro de la ciudad.
- El mismo. – confirmó.
Empecé a reír, Simon me miró como si estuviera loca.
- ¿Qué te pasa?
Le miré interrogante, era imposible que no lo comprendiera aún.
- ¿Johnny Finsfletcher? Por favor Simon, te lo digo en serio, no te burles de mí. – le espeté.
- No me burlo de ti. – pareció enfadado.
Aquella reacción me cogió desprevenida. ¿Qué había hecho yo ahora?
- Simon. – lo miré, interrogante. Me dolía el corazón verlo así.
- ¿Qué? – se volvió hacia mí, agresivamente.
- ¿Por qué te estás enfadado conmigo?
Me miró, dulcificando su mirada.
- No es nada. – sonrió forzosamente.
- ¿Lo decías en serio? Lo de Johnny, quiero decir. – murmuré a regañadientes.
- Si. – farfulló entre dientes, decaído. Apartó su mirada de mí bruscamente.
Le miré fijamente.
- Simon.
Poco a poco, volvió a fijar su vista en mí.
- Johnny no me interesa lo más mínimo – le dije – a no ser, que quiera acabar tomando whisky en medio de la playa y cantando Oh Happy Days con una cornamenta en la cabeza.
Simon sonrió, con una palpable alegría.
- Eso sería muy propio de Johnny  – comentó – te llevaría a una playa, te diría palabras bonitas y te emborracharía hasta que quedaras hecha una cuba. Probablemente después abusaría de ti. ¡Ay! – le pegué otro pellizco en el brazo al notar que volvía a estar de humor.
- Pero mira que eres tonto. Me conoces lo suficiente para saber que eso no pasaría. – comenté.
- Cierto, seguramente, tú abusarías de él. ¡Ouch! – otro pellizco.
No dejé que cambiara de tema.
- Eres mi mejor amigo – proseguí, mirándole fijamente – no tengo secretos contigo, ¿por qué te enfada tanto que yo pueda gustarle a Johnny, si tú sabes perfectamente que a mí él no me interesa lo más mínimo?
- Podría pasar… quiero decir que Johnny te gustara… ¿por qué no? – murmuró.
- Aparte de porque es un cretino, porque me parece un guaperas de poca monta y un engreído. ¿Hace falta algo más? – protesté, ofendida.
- Pero es guapo. – continuó insistiendo.
- ¿Y? ¡Ser guapo no siempre es lo más importante! ¡Hay exceso de belleza en este mundo como para fijarse únicamente en eso para que te guste alguien. ¿Y por qué te importa tanto que a Johnny yo pueda gustarle?
Simon clavó sus profundos ojos marrones en los míos. A través de los cristales de sus gafas, pude ver que la emoción lo desbordaba.
- Dana, yo… 

7 comentarios:

  1. Pero mira que puedes ser mala persona! ¿Como puedes dejarlo ahí? Te encanta dejarnos con la intriga eh! xDD
    Me he emocionado :DD Porque me he dado cuenta de que me parezco a Dana ^^ Yo también soy bastante arisca, me sonrojo con facilidad, odio dar muestras de afecto e intento no cogerle cariño a nadie :D ¡Y amo mis converses! (bueno, la imitación de 3 euros del carrefour, pero aún así las sigo amando xDD )
    Simon es taaaan mono :33 Algo me dice, mi sexto sentido infalible (mentira, es que con el final de este capítulo es bastante obvio xD ) que a Simon le gusta Dana y que se lo va a decir wiiiiii *grititos de emoción* pero seguro que le interrumpen antes ¬¬
    Pero bueno, eso se verá "en el próximo capítulo" xD que espero, que subas pronto :DD (hazlo por mantener esa sonrisa alegre en mi rostro :33)
    Besos <33
    http://locoyunicomundo.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muahaha, tengo mi lado "malote" *frontándose las manos* es broma! xD Pero sí, pensé que quedaría bien el punto de intriga ^^
      Ohhhh! En serio? Weee! Ya somos dos (tres con Dana jajaja)*-* Me encata que te emociones!
      Converse 4ever! Creo que son comodísimas, si pudiera haría como Dana y las llevaría siempre :D
      Simon *suspira* lo que le haría si no fuera una creación de mi imaginación... XDD Jajaja
      tu sexto sentido puede que acierte, eh? *.* Quién sabe, quién sabe... ;33
      Espero poder subirlo pronto (x tu sonrisa jaja Ü)
      Un beso! (K) <3

      Eliminar
  2. Jajajajaja lo está dejando claro! Simon, pobrecito mio, la mala (con cariño xd) de Dana no se da cuenta de lo que pasa y te obliga a decirlo! Pero tranquilo seguro que algo os interrumpe(un super frenazó del autobús que empotré a alguien contra el cristal delantero jajajaja).
    El plan de Jonny mola! Tope hyppyy jajaja yo me llevaría el ukelele y....un espray de pimienta, que ya se sabe que el alcohol no hace bien a nadie.
    Rosalinda.....seguro que no es tan guapa como indica su nombre...algo me dice que dana y ella tal vez formen una bonita amistad....bueno...no sé no sé....
    ¡Qué fuerte es Danuchi! Todo lo que ha tenido que pasar.....y que cucada de harry!
    Todo muy chulo querida, como siempre ^^
    MÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁS! porque si no....¬¬

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. si, pobrecito xD
      Mala?¿ *.* bueno, depende de donde se mire jaja
      Puajajajajaja me has hecho reír Yary! XD Seguro que el autobús acaba atropeyando a la pobre Rosalinda (tranquila, no es un spoiler xD)
      O.O Spray... de... pimienta... buena idea, lo apuntaré en AGREGAR A LA COMPRA! Jajaja *-*
      Ojalá rosalinda y Dana la formen! >///<
      Si, probrecita mi pobre Danita (wii una rimita jaja xD) u.u Harry! <3 ^-^
      Muchísimas grcias, Yary!! :D y como siempre, adoro tus comentarios *w*

      Eliminar
  3. NOOOOOOOOOOOOO, ¿COMO PUDISTE DEJARLO ALLÍ?
    NOOOOOOOOOOOOO NO NO, YA QUIERO SABER QUE LE DIRÁ A DANA *¬*
    Me encantó el capítulo :3
    X'D y yo también pensé lo mismo de la antigua directora de Dana XD que se parecía a la de Matilda hahahaha :3 y lo del pasado de Dana :c pobre, pero creo que yo haría lo mismo si tuviera un hermano menor, tendría que llevar la responsabilidad y mirar siempre hacía adelante.
    Un saludo y espero y publiques el siguiente capítulo :D
    Virialt*

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estoy aquí, tarde (tardísimo) pero aquí estoy ^^
      Leyendo tu comentario en el capi 4 me di ceunta de que tenías razón :O No te había respondido en este capi *se da la cabeza contra la pared* Perdón, perdón, perdón!
      ^3^ Me encanta tu entusiasmo Virialt! Y me alegro mucho de que te guten mis capítulos :D
      Jajaja es que me inspiré, un poquito en la de Matilda x'D
      Ya, poco a poco se irá descubriendo más de su apsado, pero en líneas generales, sí que lo pasó mal la pobre :S (Aunque sea un personaje creado por mí me da penita y todo xD)
      Un beso enorme! (K) <3

      Eliminar
  4. ¿Qué le querrá decir que seguramente en el capítulo 4 no pueda? JEJE es muy obvio este chaval y se ha puesto de mala uva al decirle eso del tal Johnny, debería haberse callado o más bien haberlo ridiculizado que es lo que se hace normalmente entre colegas. Antes de ser tan tímido debería intentar lanzarse, es lo que intentaría yo si fuera mi personaje. No me van los amores secretos pero visibles. A ver si me terminan de arreglar el ordenador y te comento los dos próximos antes de que se acabe el mes. XD.

    ResponderEliminar