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domingo, 7 de abril de 2013

CAPÍTULO 9: POISON


El Gran Café Rock estaba atestado de gente, en su mayoría adolescentes.
Simon abrió mucho los ojos y empezó a temblar.
- Tranquilo. – le susurré.
En verdad, el Gran Café Rock, era enorme.
Constaba de dos pisos, tres si se consideraban el piso VIP.  La primera planta era una cafetería, con sofás rojo chillón en los rincones y taburetes púrpuras por doquier.
Sonaba música de fondo, una música bastante tranquila, para la que solían poner y los camareros – en su mayoría, jóvenes que habían encontrado aquel trabajo para pagarse los gastos de la universidad -  trabajaban frenéticamente, llevando cafés y chocolates calientes, entre otras cosas, de aquí para allá.
En invierno solíamos ir a menudo a aquel local con Simon, ya que se generaba un ambiente agradable, con buena música y gente que no te atropellaba al pasar junto a ti.
Por otro lado, en aquel piso, no era en el que tocarían Simon y los demás. Ellos tocarían en el piso inferior, al que se podía acceder, bajando por una escalera en forma de caracol que había a nuestra derecha.
- Vamos. – me dijo Simon.
Bajamos rápidamente por la escalera, a pesar de que casi me caí, al engancharse mi tacón con uno de los peldaños luminiscentes.
La sala de abajo estaba casi vacía, aunque era bastante más amplia, con el suelo cubierto de purpurina y butacas, semejantes a las de un cine, excepto porque eran de azul eléctrico y más pequeñas.
Había una escenario, no demasiado grande, pero bastante amplio, donde solían presentar a grupos nuevos o, si se daba el caso, traer a algún grupo famoso.
Recordaba que en el verano anterior, Simon y yo habíamos conseguido entradas para ver a Green Day actuar allí.
Aquello había sido un desmadre, Simon había acabado con las gafas rotas, por culpa de que la gente estaba tan apretada, que mientras daba saltitos en la canción de American Idiot,  se le habían caído y un chico que había delante se las habían pisoteado, sin querer, como si fueran de plastilina.
Por otro lado, yo había acabado con el cuerpo lleno de moretones, por culpa de los codazos de la gente que intentaba abrirse paso para estar en primera fila.
Sin embargo, aquel día no era Billy Joe el que se encontraba sobre el escenario, sino Lucas probando frenéticamente el micro y asestándole manotazos de vez en cuando, cuando el sonido se iba.
 - ¡Hey! – saludó Simon, mientras nos acercábamos.
- ¿Qué tal Bro? – preguntó Lucas, mientras bajaba apresuradamente del escenario.
Nunca entendería aquel extraño vocabulario que vaya a saber de donde sacaban los  chicos adolescentes.
Lucas se había dibujado unas espirales naranjas por el pómulo y tenía en el ojo izquierdo una lentilla de color amarillo. Además, se había cubierto de un polvo dorado, que le daba el aspecto de una luciérnaga andante.
- Bien, bien. ¿Estabais ensayando?
- Si, Tobías ha tenido que entrar, porque le duele la muñeca y ha tenido que vendársela para poder tocar.
- ¿A qué viene todo ese maquillaje? – pregunté, curiosa.
Lucas sonrió, mostrando el piercing que se había puesto en un canino y que brillaba contra las luces.
- Hola, Dana. Imaginaba que vendrías. El maquillaje es porque en el escenario tiene que notarse nuestra presencia y a Johnny se le ocurrió que lo mejor era un look  distinto.
- Pues yo no me pienso maquillar. – replicó Simon, a carcajada limpia.
De detrás de la cortina del escenario salió Johnny, con una baqueta a modo de estaca y un ojo con sombra negra y el mismo polvo dorado cubriéndole la cara y los brazos.
- ¡Simon! – gritó eufórico, mientras se aproximaba.
- ¿Qué tal Johnny?
- De PM. Hola Dana. – dijo con una sonrisa.
Oh, ahora aplicaban censuras. - pensé.
- Hola. ¿Qué te ha pasado en el ojo? - saludé alegremente.
- Ah, ¿esto? Que me falta maquillarme el otro.
- Pues yo te repito a ti lo mismo que a Lucas, no pienso maquillarme. - Simon pareció divertido ante la pinta de sus amigos.
Johnny y Lucas rieron y con una mirada cómplice levantaron por los aires a Simon y lo llevaron hasta el escenario mientras éste se retorcía entre gritos de protesta.
- ¡No! ¡No podéis hacerme esto! - se quejaba, ya no tan alegre.
- ¡Cállate, Simon verás cómo quedas muy guapo! - lo chinchó Johnny, mientras desaparecían detrás del telón.  
Pasó un rato, hasta que Simon salió de allí. Llevaba el contorno de los ojos pintados del mismo azul eléctrico que el de las butacas, con mechas blancas en el pelo y polvo dorado por toda la cara.
Miraba el suelo con una expresión asesina. Reí al verle.
- Al menos no se han pasado tanto como yo esperaba. - murmuró mientras se acercaba más a mí.
De entre las cortinas, pudo oírse la risa amortiguada de Johnny.
- ¿Por qué todos usáis purpurina dorada? – pregunté.
Simon bufó y se sentó al borde del escenario, mientras se revolvía el pelo y se  quitaba las gafas.
- Para que la luz refleje y parezca que brillamos.
Me senté junto a él y le miré.
Estaba raro sin gafas. Los ojos parecían más grandes y profundos y además, que estuvieran perfilados de azul, los hacía todavía más desmesurados. Pero le sentaba bien.
Sin embargo, sabía que Simon odiaba llevar lentillas y prefería las gafas, porque decía que le gustaba más llevarlas siempre a tener que estar toqueteándose los ojos.
- ¿Quieres algo de beber? Pronto empezará el concierto y esto se llenará. Hoy vas a ir al piso VIP. – añadí burlona.
El piso VIP era el piso alto del edificio, donde firmaban autógrafos y se hospedaban a veces gente que tenía el suficiente dinero como para pagarse una habitación o eran lo suficientemente famosos, que, a fin de cuentas, eran los que tenían suficiente dinero para hospedarse. 
Simon se rió y se colocó nuevamente las gafas.
- No creo que lleguemos a tener que firmar autógrafos.
- En serio, ¿quieres un poco de agua? - repetí.
- No, ahora vamos a ensayar un rato. – dijo, mientras Johnny entraba su batería desde detrás de la cortina y Tobías detrás de él traía un amplificador para su bajo.
Tobías llevaba el pelo color caoba puesto de punta y una chaqueta con lentejuelas verdes cubriéndole el torso, que relumbraban con el reflejo de la luz como miles de estrellitas.
Simon se puso en pie y corrió a por su guitarra, mientras Lucas empezaba a marcar el ritmo en su batería.
Bajé del escenario y me coloqué en la primera fila de butacas, con las manos apretadas contra el regazo y disfruté, observando como Simon comenzaba a entonar rítmicas melodías en su guitarra.
Intenté acompañar con el pie el rítmico compás de la canción. Cerré los ojos paladeando cada nota.
Y sin darme cuenta me quedé dormida.
Sentí como alguien me sacudía con suavidad y cuando abrí los ojos, lo primero, aunque parezca absurdo que pensé, fue que Simon se había vuelto muy peludo de pronto.
Luego me dí cuenta de que tenía un mechón de mi pelo obstruyéndome la visión.
Sonreí y me aparté el cabello castaño de la cara. Solamente entonces caí en la cuenta de que me había acurrucado contra la butaca y que había demasiada gente a mi alrededor.
- ¿Qué ha pasado? – pregunté con voz amodorrada.
-  Que te has dormido. – contestó Simon entre divertido y enfadado – Y espero que eso mismo no le pase a la demás personas, porque sería un fracaso absoluto.
Simon brillaba, literalmente, con la purpurina dorada que le habían puesto en el rostro, que además, tuve de pronto en cuenta, estaba a pocos centímetros del mío. ¿Por qué nunca antes me había fijado en lo bonitos que eran sus ojos marrones?
Incómoda ante mis propios pensamientos hice como que bostezaba, mientras intentaba poner distancias.
Sentí como las articulaciones de los codos me crujían de placer.
- Lo siento, es que esta noche he tenido pesadillas.
Simon me miró, perspicaz.
- ¿Otra vez la misma? – preguntó, suspicaz.
- Siempre es la misma. - me froté los ojos -  Pero bueno, ¿tú no deberías estar detrás del escenario, preparándote? - le regañé.
- Sí, pero, ¿no esperarías que te dejara perderte el concierto? - enarcó una ceja.
Sonreí y le abracé, cogiéndole desprevenido.
- Ya verás como va a ser genial.
Sentí que me apretaba con fuerza, antes de que le soltarse y sin decir nada más se fue, guiñándome un ojo.
Me quité la chaqueta, ya que había empezado a hacer calor allí adentro.
A mi lado había una chica asiática, a la cual no le presté demasiada atención hasta que vi su cara familiar por el rabillo de los ojos  ¿Dónde la había visto yo antes?
De repente, ella cayó en la cuenta de que la estaba mirando y me sonrió, mientras inclinaba la cabeza, saludando.
La saludé con un leve gesto de muñeca y me acurruqué contra la butaca, con los nervios a flor de piel. Pensaba, seriamente, que estaba empezando a ponerme más nerviosa que Simon. Casi histérica.
Poco a poco, las luces fueron bajando de intensidad sobre las butacas y se oyeron gritos de júbilo entre la gente de más hacia el fondo. Sonreí cruzando los dedos, porque todo saliera bien.
Las luces volvieron a aumentar de intensidad, aunque esta vez, solamente sobre el escenario, aunque la luz era de un intenso color verde.
Silbé con ambos dedos, cuando por el telón comenzaron a salir Johnny y Tobías.
Seguidamente apareció Simon, portando su guitarra y me levanté del sitio para aplaudirle y gritar su nombre.
No destaqué demasiado.  Por suerte, había mucha gente de pie, ya que las butacas se llenaban en seguida.
Simon sonrió y volvió a guiñarme un ojo mientras aplaudía a la multitud.
Por último, entró Lucas con la chupa de cuero negro puesta, aunque no me había fijado anteriormente, con pinchos  saliéndole de los hombros.
Poco a poco, la luz se fue aclarando sobre Lucas, con un color más parecido a la típica luz cálida.
Lucas sonrió eufóricamente, mostrando sus destellantes dientes y saludando fervientemente al público.
- Buenas tardes. – dijo entre los gritos de la multitud, haciéndose notar, gracias al micrófono.
Toda la gente gritó entusiasmada y algunos – seguramente amigos invitados o conocidos -  clamaron su nombre.
Poco a poco la luz volvió a oscurecerse y de pronto se oyó la  batería sonando quedadamente desde la parte trasera del escenario, como anunciando que el espectáculo iba a empezar y cuando la melodía cambió, Simon comenzó a tocar vivazmente, con la luz de pronto enfocada hacia él. Tocaba una melodía cantarina, como el tímido piar de un pájaro y poco a poco se fue transformando en una música llena de fuerza, como el batir de las olas contra un acantilado.
No pude contenerme de gritar y entonar su nombre.
Lucas entró en escena con un potente grito y la canción empezó a tomar cuerpo.
Degusté aquella canción como nunca lo había hecho, a pesar de haber ido a unos cuantos ensayos.
Con un sonoro estallido de la batería, la canción con la que había empezado el concierto acabó y volví a silbar y a aplaudir, junto con toda la masa de gente que había allí.
Unas chicas de la esquina comenzaron a gritar el nombre de Johnny.
Lucas, sudando pero aún con la euforia del momento, se acercó al micro, con su piel brillando como una estrella en medio del escenario.
Ahora entendía el efecto que creaba la purpurina dorada.
Todos los del grupo parecían pequeñas estrellas palpitantes en medio del  escenario.
- ¡Muchas gracias! – chilló Lucas – Ahora, continuaremos el concierto con una de las canciones, con las que empezamos a trabajar al formar el grupo. Para todos vosotros, os dedicamos, ¡Poison! (¡Veneno!)
La luz se volvió a oscurecer, con una tonalidad rojiza.
Y la canción comenzó…

Let me introduce my self,
I'm a simple boy who cheated between hugs and lies.
Let me say, that I felt fear.
Let me tell you now, I suffer for love.
Let me talk you of a woman, of course.
Let me tell you how I gave my heart.
I will not say his name. Do not remember his lips.
I will not say more about the still shed tears.
Don´t have pity, don´t have compasión for me.
Only ask that you now listen my song.

She was beautiful, fragile as a splinter of ice, or so I thoght.
I want to keep it. I want to protect in my arms, take her in my lap.
She told me that was dangerous,
That didn't go out of his mouth more than deception.
Oh, sweet poison!

But I didn't listen, I did not believe the truth.
I just want to make it mine, Only mine.
Possess, keep it!
And now I´m payin expensive mistake.
And I not reliesed, and I didn't reliesed,
that their lenguage was poisonous and their lips a big lie.
Because one day was just a game, but later became an addiction.
But don´t have pity, don´t have compasión for me.
I ask only to listen my song.

She was beautiful, fragile as a splinter of ice, or so I thoght.
I want to keep it. I want to protect in my arms, take her in my lap.
She told me that was dangerous,
that didn't go out of his mouth more than deception.
Oh, sweet poison!

Oh, sweet madness!
Oh, sweet addiction!
Today my poor heart is suffering for you!


Me quedé boquiabierta, mientras aplaudía como una autómata. La gente chillaba y pedían OTRA, OTRA, entre gritos. Simon estaba cubierto de sudor y parecía haberse dejado la piel en el escenario.
Sentí que los ojos se me llenaban de lágrimas de alegría.
Pero, como si despertase de un sueño bonito, sentí como alguien me golpeaba tímidamente el hombro.
Guié mi vista hacia allí y me encontré con unos hermosos ojos orientales que me miraban fijamente.
Contuve una exclamación. De pronto, recordé quién era aquella curiosa mujer. 



(Traducción de la canción al castellano)

Permítanme presentarme,
Soy un simple muchacho al que engañaron entre abrazos y mentiras.
Permítanme decirles que  siento miedo.
Permítanme decirles que estoy sufriendo por amor.
Déjenme hablarles de una mujer, cómo no.
Déjenme contarles cómo le entregué mi corazón.
No diré su nombre. No recordaré sus labios.
No hablaré sobre las lágrimas que aún derramo.
No me tengan pena. No tengan compasión de mí.
Solamente les pido que ahora escuchen mi canción.

Ella era hermosa, frágil como una astilla de hielo, o eso pensaba.
Intenté cuidarla. Intenté protegerla en mis brazos, tenerla en mi regazo.
Ella me avisó de que era peligroso.
Que de su boca no manaban más que decepciones.
¡Oh, dulce veneno!

Pero no quise escucharla, no quise creer la verdad.
Solamente quise hacerla mía. Solo mía.
Poseerla, ¡tenerla!
Y qué caro estoy pagando mi error.
Pero no me dí cuenta, no quise darme cuenta,
De que su lengua era venenosa y sus labios una gran mentira.
Porque un día era un juego, pero después se convirtió en una adicción.
Pero no tengan pena, no tengan compasión de mí.
Solamente les pido que ahora escuchen mi canción.

Ella era hermosa, frágil como una astilla de hielo, o eso pensaba.
Intenté cuidarla. Intenté protegerla en mis brazos, tenerla en mi regazo.
Ella me avisó que era peligroso.
Que de su boca no manaban más que decepciones.
¡Oh, dulce veneno!

¡Oh, dulce locura!
¡Oh, dulce adicción!
¡Mi pobre corazón está sufriendo hoy por ti!


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Espero que os haya gustado éste capítulo ^^ 
No sé si os gustará la canción, dado que no tiene música, aunque la cosa está en que cada uno la sentirá de una manera distinta ;D (La he compuesto yo, la letra) 
¡Besos! (K) <33 ¡Siento la demora! >.<

viernes, 29 de marzo de 2013

ENTREVISTA A GABY T.P. (Escritora de la trilogía: Crónicas del Submundo)


(Aparte --> Esta entrevista se la he hecho a una persona muy especial. Gaby es una escritora a la que ya muchos conocéis. Tiene mucho talento y un ingenio vivaz. Espero que disfrutéis de esta entrevista, y lamento mucho el retraso dado, que - para que os hagáis una idea de la paciencia que me ha tenido - esta entrevista se la hice en el verano >.<  ¡Besos!)

Makeup Your Mind:


Buenas tardes Gaby *-* eres ya una escritora bastante conocida en el mundo de blogger, gracias a tu historia 'El Último Guardián' y su secuela, 'Corazón de Fuego'.
¿Qué podrías decirnos sobre los inicios de esta fascinante trama? ¿Cómo fueron los orígenes de Scarlett y sus compañeros? :D

Mis Historias Fantásticas: 

¡Buenas tardes Makeup!
Me halaga que pienses que soy bastante conocida, aún tengo que llegar al nivel de muchos grandes bloggeros, pero se intenta.
Uhm, la verdad es que Crónicas del Submundo es una evolución de una historia que empecé con 11 años. Los personajes eran totalmente distintos, incluso la trama era diferente, pero tenía algunos puntos comunes, como los Guardianes o un mundo paralelo. El protagonista iba a ser un chico, pero me era más fácil narrar desde el punto de vista femenino, así que creé a Scarlett. Su nombre ya lo tenía elegido desde hace mucho, pero su aspecto y personalidad fueron saliendo mientras la imaginaba. Con los demás fue fácil, iba escribiendo y dándome cuenta que necesitaba a cierto tipo de personaje, así que lo imaginaba en mi cabeza y lo plasmaba en el papel ^^

MYM:

¿En serio? :O ¿Desde tan pequeña llevas con la historia? ^^ Bueno, se nota, que los personajes están muy definidos y con mucha personalidad, aunque me asombra que surgieran "sobre la marcha".
La personalidad de Scarlett, por ejemplo, ¿te inspiraste en tu propia personalidad para crearla? Los escritores suelen poner en sus personajes rasgos propios, ¿crees que los demás personajes tienen algo en común contigo?

MHF:

Sí, pero bueno, a esa edad era más bien un borrador con miles de cosas que corregir y cambiar, hace aproximadamente dos años me puse a rehacerla desde el principio ^^
Con Kira, Julián y Larissa no fue sobre la marcha, a ellos los fui creando poco a poco en mi cabeza, me he vuelto loca muchas veces pensando en facetas ocultas de sus personalidades y etc.
No, para nada. Scarlett y yo somos muy diferentes. Aunque yo también soy tímida con los desconocidos, con los demás soy muy abierta y no tan vergonzosa. Pero sí que nos parecemos en que cuando nos enfadan, ambas explotamos e_e
Creo que tengo un poco de todos, suelo tener contestación para todo, como Kira, a veces soy una gruñona inaguantable, como Julian o quiero decapitar a alguien, como Heline o Norian... pero a la que más me parezco es a María, menos por su gusto por los dulces, ese no lo compartimos.

MYM:

^.^
Has corregido (o empezado a corregir) la primera parte de la trilogía, ¿qué fue lo que te llevó a hacerlo?


MHF:

A parte de que pretendo publicarlo algún día y tendrá que pasar por cientos de correcciones hasta que lo vea bien para enviarlo a una editorial, necesitaba hacer cambios bastante bruscos al principio por comodidad y originalidad.
Me es mucho más fácil hablar del Submundo, un mundo diferente a la Tierra, si la protagonista ya vive desde siempre en él y no viene desde otro lugar. Porque así puede contar ella misma lo que ve o lo que vivió mostrando a los lectores como es el Submundo. Si le tienen que enseñar todo se hace aburrido y pesado.
Esa es la parte de la comodidad. La parte de la originalidad es porque ya está muy visto los "portales tridimensionales", un terrestre que viaja a otro mundo fantástico no es ninguna novedad y yo quiero aportar algo nuevo :)

MYM:

Estoy de acuerdo contigo ^^ Aunque también me gustara el otro principio, es más original el que propones ahora *-*

Otra pregunta, que me interesa es sobre los malos de tu historia xD (yo siento debilidad por Heline)
¿cómo se te ocurrieron? ¿también les tienes, por así decirlo, cariño?

MHF:

¡Me alegro que te guste! Será un poco difícil de acostumbrarse para los lectores, pero a la larga será mejor^^

¿Cariño? ¡Los adoro! (y yo también siento debilidad por Heline ♥) En todas las historias hay malos. La cuestión era intentar que destacaran, que se viera que son fuertes. He visto algunas historias donde parece que los "buenos" siempre ganan, desde el principio y eso no me gustaba. También había algunos que eran malos malísimos, pero que lo más terrible que hacían era secuestrar a alguien. Pues yo quería crear personajes que fueran malvados de verdad, sádicos... demonios. Quería que los tomaran en serio y sobre eso me fui basando para crearlos. Norian fue (y es) el más difícil, porque es el antagonista y tenía que ser el peor de todos. Y como todo gran demonio, necesitaba un fiel ayudante. Heline. Me gustaba que fuera una chica, porque las malas de las novelas actuales suelen ser unas guarras, pero poco más. Así que en Heline volqué toda mi vena sangrienta, como se puede ver en ciertos capítulos. Es una asesina sin escrúpulos, mata a todo hombre, mujer o niño que se le ponga por delante. Escribo sus matanzas con intención de que los lectores sienta repugnancia y miedo.
Eso son los malos "sin sentimientos". Pero también hay otros enemigos que sí sienten. Como Vanessa.
Por ahora se sabe poco de ella, pero en la segunda parte de la trilogía, Corazón de fuego, se verá que es un personaje mucho más complejo de lo que parece, va más allá de ser una ex novia obsesiva. Y diré que la vampira es una de mis favoritas ;)

MYM:

¿De tus favoritas? Bueno, entonces, tendremos que esperar a descubrir más sobre ella, supongo.
Y bueno, luego está Gales <3 que aunque es bastante "reciente", la gente le ha cogido mucho cariño (me incluyo) ¿fue un personaje inesperado, que creaste en un momento de inspiración, o también formaba parte de la historia desde un principio en tus planes?

MHF:

Gales. Has tocado en un tema sensible, porque ya sabes que estoy enamorada de ese chico y eso que, respondiendo tu pregunta, lo creé en un momento de inspiración. Debió ser a mitad del libro cuando empecé a darme cuenta de que faltaba algo, necesitaba a alguien y era él.
Sinceramente estoy muy contenta de que se haya ganado un huequecito tan pronto entre los lectores, no ha salido mucho, ¡pero parece que va pisando fuerte!

MYM:

Y que lo digas, a mí me ha encandilado jaja.
Sobre CDF, hasta ahora, la protagonista, Scarlett, ha sido bastante tímida y reservada en el tema del amor, dado que aún ella misma (al menos así creo yo) no se ha dado cuenta de que está enamorada de Kira y July.
¿En este libro habrá más química entre ellos? quiero decir, ¿podremos leer más escenas de amor y besos (a ser posible xD) entre Scarlett, July y Kira?

MHF:

En CDF es donde más se tratará el tema romántico, Scarlett va a madurar a base de golpes y lo mismo les pasará a los dos chicos, uno más que otro. Habrá muchas complicaciones y cierto personaje va a meter la pata hasta el fondo. El segundo libro es la parte donde se "fundan" las relaciones, digamos que aquí se solidifican. Y sí, no te preocupes, habrá más escenas de amor y besos entre esos tres, uno de ellos no tan lejos ^^
A partir de la mitad del libro más o menos, habrá una gran cantidad de líos y por fin, ¡Scarlett se dará cuenta de a quién quiere de verdad!

MYM:

Eso yo no me lo pierdo :D Jajajaja

Por cierto Larissa en este libro ha cambiado mucho respecto al primero, ¿por qué ha sido? Es decir, a pesar de todo quiere proteger a Scarlett, pero, entonces ¿qué es lo que pretende mostrándose tan misteriosa con su mejor amiga?

MHF:

En el primer libro Larissa siempre está con Scarlett hasta que llega un punto en el que ella se va con los Guardianes y se despide de su amiga, a pesar de que se ve que esta no está muy contenta con su elección.
En realidad Larissa no ha cambiado, siempre tuvo esa personalidad, aunque con Scarlett era diferente, más dulce. Sabe que su mejor amiga pronto será una Guardiana y que cuando lo sea, no volverá a su lado nunca más, así que tiene miedo a perderla y hace lo que hacen los animales cuando están asustados: atacar.

MYM:

Wow, eso da un punto de vista a favor de Larissa *-*
Aunque me pica la curiosidad jaja, la tercera parte de esta historia, ¿de qué tratara? Digo, si seguirá en la misma línea o pegará un cambio más brusco como surgió entre el Último Guardián y Corazón de fuego, donde la trama pasa del bando de los entes al lado de los humanos?

MHF:

¡Dará un cambio MUY brusco! Ocurrirá algo justo al final de Corazón de fuego que cambiará completamente el curso de la historia. Además, será el libro con más acción de todos y veremos tanto a entes como humanos, por igual. Sobre qué trata aún no puedo decirlo, pero sí diré que por un lado veremos dos "grupos de personajes" en distintas zonas del Submundo. Habrá una especie de separación. Y bueno, como supongo que ya se estarán dando cuenta muchos... Norian sigue preparándose para acabar lo que inició hace mucho. Habrá muchas batallas y unas cuantas pérdidas muy dolorosas...

MYM:

¡Increíble! ¡Ya tengo ganas de leerlo! Seguro que más de una acabamos llorando con alguna de esas pérdidas dolorosas T.T
Gaby, si tuvieras que elegir un bando, en cuál te quedarías, ¿los guardianes, los entes o los demonios? xD

MHF:

Yo creo que sí, sobre todo una en especial... (La que más llorará soy yo)
Uh...esa es una pregunta complicada. Pero creo que entes. Los Guardianes me gustan, pero son demasiado estrictos. Los demonios son todos unos sádicos sin remedio... y los entes me parecen buena gente, ¿qué culpa tienen ellos de ser diferentes?

MYM:

Estoy de acuerdo contigo :D yo también elegiría los entes ^^

Hay muchos tipos de escritores, tanto de fantasía, Gore, ciencia-ficción, etc. Como escritora, ¿cómo te definirías a ti misma?
¿Crees que eres innovadora, divertida, misteriosa...?

MHF:


Yo solo he escrito sobre fantasía, a veces con un poco de gore en ciertas escenas. Se me haría muy difícil escribir un libro sobre un romance juvenil entre un chico y una chica normales en un mundo normal... me aburriría. Creo que soy de las que siempre dejan cabos sueltos e intrigas que se van descubriendo poco a poco, me gusta tener a los lectores haciendo teorías sobre quién es quién o por qué cierto personaje hizo tal cosa o qué pasará a continuación.
Tengo un lado divertido que ameniza la lectura el cual suelo usar en algunos diálogos y soy bastante emotiva. Me gusta mucho jugar con las emociones y los sentimientos.

MYM:

Y por último *redoble de tambor*
¿Qué podrías ofrecerles o decirles a los nuevos lectores que hiciera que se interesaran por tu historia?


MHF:

Les diría que es una historia que para leer deben gustarles dos cosas: la fantasía y la aventura.
Si se animan a darle una oportunidad, estoy segura de que acabarán cogiéndole un cariño especial a algún personaje y un odio irracional a otro. Reirán, depende de su sensibilidad llorarán y a veces querrán gritarle a la pantalla por culpa de los nervios y el estrés del momento.
Hay muchas historias mucho mejores, pero creo que si se atreven a adentrarse en el Submundo, lo único que puedo prometer es que van a sentir algo que considero esencial en cualquier libro: emoción.

MYM:       

Bueno Gaby, me ha encantado poder entrevistarte ^^ Eres una escritora muy talentosa y espero poder ver algún día tu nombre en una librería :D
Un beso enrome! (K) <3 Y hasta otra ;)

MHF:

Y a mí me ha encantado ser entrevistada :D ¡Muchísimas gracias! Yo también espero ver algún día mi libro en una librería, a ver si se cumple.
¡Un besazo linda!


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Me he dado cuenta después de subirla que algunas palabras se ven en otro color, pero no me deja cambiarlo :s Lo siento por las molestias >.<
Gracias a todos por tenerme taaaaanta paciencia ^^ Sé que es estresante mi ritmo de subir capítulos, pero es que este año está siendo especialmente complicado. A pesar de ello, no pienso dejar la histria a medias, y aunque suba un capítulo cada milenio xD y las entrevistas se me hallan acumulado, cada una la hago con toda la ilusión que soy capaz de transmitiros ;D
P.D.: Aprovecho para informaros de que ya tengo el siguiente capítulo y de que lo subiré este fin de semana *-* Espero que os guste, tiene alto contenido en música xD
Y otra cosa, he tenido que volver a editar la encuestas de allí -> al costadito, porque no sé qué rábanos les pasó que se esfumaron u_u Así que si queréis votar por vuestro personaje favorito... lo dejo en el aire jajaja
Un beso enorme a todos! (K)

sábado, 26 de enero de 2013

CAPÍTULO 8: Una extraña



Miré fijamente el espejo, mientras intentaba controlar la respiración. Aunque aquella simple acción me costaba lo suyo.
Me era difícil hasta alzar la vista para ver mi cara, dado que al hacerlo, necesitaba volver a desviarla hacia cualquier otra dirección, intimidada por aquella extraña que me miraba desde mi reflejo.
Mis manos me sudaban copiosamente, nerviosa como estaba y ni siquiera podía secármelas por miedo a estropear la bonita tela de mi vestido.
Me había puesto un delicado vestido de seda azul, con terminaciones bordadas en un tono más oscuro y un vuelo brillante en los repliegues de la falda. Aunque era algo que por mi propia voluntad no me habría puesto jamás, debía reconocer que era hermoso, tanto que me sentía como si fuera una mancha fea y blancuzca sobre él.
Casandra lo había comprado para lucirlo en la boda de una de sus amigas de la infancia, pero resultó que la boda se había cancelado y el precioso vestido quedó abandonado en un armario. Pero aquella mañana, Casandra lo había estado buscando para la ocasión. Había revuelto los roperos hasta encontrarlo en el fondo de uno, aún cuidadosamente envuelto.
Se suponía que a un concierto una tenía que ir arreglada, pero no me habría imaginado jamás que al llegar a casa, de vuelta del instituto, me encontraría con aquella prenda, expuesta como en un museo, sobre mi cama, lista para ser usada.
Además, ya que era un concierto de rock, dudaba de poder encajar, vestida de aquella manera.
En un principio me había negado en redondo a llevar aquella prenda para esa tarde, pero Casandra había pensado en todo. 
Ella me había maquillado; con sombras muy oscuras alrededor de mis ojos, que los hacían destacar como dos zafiros y había aplicado una base a mi piel, ya de por sí clara, que la hacía más blanquecina y uniforme como la de una muñeca de porcelana. Y el toque final habían sido los labios. Yo había creído que utilizaría un tono rojizo, dado que era lo único que me faltaba para parecer la reencarnación de Blancanieves; pero, en cambio, ella me los pintó de un tono oscuro, no sabría decir si marrón o violáceo que me hacía parecer de alguna forma más... ¿sexy? Jamás me había visto "sexy", es más, con mis converse, vaqueros y sudaderas me sentía muy a gusto, más en mi propia piel, pero para nada sensual. Compararme a mí con algo sexy era como decir que Woody de 'Toy Story' estaba bueno.
Casandra creía que para la ocasión yo debía estarlo.
Bufé, mientras apartaba la vista, nuevamente, del espejo. Aquella chica que veía reflejada, no parecía yo misma.
Nunca, o casi nunca, me maquillaba y de pronto era como encontrarme con una versión mejorada de mí misma.
Suspiré y aparté un mechón castaño de mi vista.
Otra de las "modificaciones" de Casandra, había sido el pelo.  La muy bellaca no me había dicho jamás que sabía hacer batidos y de pronto me había encontrado con aquella mata de pelo castaño que me caía en ondulaciones (gracias a las espuma, ¡qué gran invento para madres torturadoras!) por los hombros y que había aumentado por lo menos el doble de su volumen habitual.
- Supongo que no ha quedado tan mal. – me dije a mí misma, mientras desataba la coleta que había estado reteniendo mi pelo aquel tiempo - Al menos, ahora si que parece que vaya  un concierto... aunque puede que de música clásica.
- ¿Dana? – la voz de Harry surgió desde la puerta.
- ¿Qué ocurre? – pregunté, alarmada, por el tono sorprendido de su voz.
- ¿Eso es maquillaje? - sus ojos, grandes por la impresión, me observaron de arriba a abajo.
Reí y le revolví los cabellos.
- Sí, por increíble que te parezca. - le respondí, sonriendo al fin. Al menos me había reconocido. Era una buena señal.
Se escucharon unos pasos atolondrados y al poco tiempo apareció Casandra, con un rimel en la mano y los cabellos desordenados. Frenó un instante y dejó caer el rimel al suelo, lanzando una exclamación al verme.
- ¡Vaya! ¡Dana, estás irreconocible! - soltó, mientras seguía mirándome de arriba a abajo.
Un rubor se extendió por mis mejillas.
- ¿Tan mal estoy? - pregunté, indecisa.
- ¿Mal? Cariño, estás preciosa. - recogió el rimel - En serio, es solamente que… te veo distinta.
¿Sólo distinta? En mi opinión, me había convertido en una extraña.
Iba a contestar, cuando alguien llamó al timbre.
- Debe de ser Simon, para que vayamos al concierto.  - me apresuré, recogiéndome el vuelo del vestido, que, a pesar de ser corto, se bamboleaba demasiado.
Corrí a abrir la puerta,  con el corazón batiéndome acelerado en el pecho.
En el umbral de la puerta, tal y como había imaginado, estaba Simon, vestido con una cazadora azul eléctrico y unos pantalones negros ciñéndose a sus largas piernas.
Estaba realmente guapo también. Los pantalones se le ceñían a las caderas y dejaban a la vista una diminuta franja de piel blanquecina.
Aparté la vista, azorada.
- ¿¡Dana!? – dijo sorprendido.
- Antes de nada, lo del maquillaje ha sido cosa de Casandra. - me adelanté, antes de que pudiera decir nada - Y lo del vestido y lo del pelo... - suspiré - Bueno, ¿qué tal estoy?
Simon cerró apresuradamente la boca y se pasó la mano por los oscuros cabellos, en un gesto nervioso.
- Te ves… guapa. – dijo, mientras sus mejillas adquirirían un leve rubor.
Intenté mirar hacia otra parte y me mordí con nerviosismo la uña del pulgar.
- Gracias. - respondí, cortada.
- Aunque la verdad, no sé... te ves demasiado... femenina. - soltó una risilla - Parece que estés esperando a tu príncipe azul para bailar hasta las doce.
- Bueno, ¿tú vas de azul, no? - sonreí, complacida de que no me tratara de forma diferente, solo porque mi aspecto lo fuera.
- Aunque de príncipe tengo poco. - soltamos un risilla al unísono.
- ¿Y a las doce la traerás de vuelta? - preguntó Casandra, sorprendiéndonos a ambos.
- Sin problemas, Casandra. - arguyó Simon, con aquella complicidad inexplicable que existía entre Casandra y él.
Simon era su ojito derecho, como si fuera un hijo más.
- Supongo que tenemos que ir yendo. – me apresuré a decir, antes de que Casandra empezara con sus habituales preguntas.
- ¿Ya os vais? - preguntó ella, perpleja.
- Sí, preferimos llegar antes. - contesté esquivamente mientras buscaba un abrigo.
- ¿Descalza? - insistió.
-Sí... - miré mis pies y caí en la cuenta - Voy a ponerme unos zapatos.
Corriendo hasta el armario de Casandra revolví hasta encontrarlas.
Al verlas lo supe, eran lo que necesitaba.
Me calcé rápidamente y volví junto a Casandra y Simon, con una sonrisa dibujada en el rostro.
Casandra fulminó mis zapatillas con sus ojos.
- ¿Converse negras? - preguntó, al borde de un ataque de histeria maternal.
- Es que las mías están para lavar, y además son rojas y no pegarían. - intenté escaquearme.
- Pero, no es ese el problema, sino ¿por qué te has puesto converse en vez de unos zapatos más... delicados? - Casandra, parecía no encajar del todo que una adolescente prefiriera zapatillas a esas incómodas bailarinas.
- Molan. - arguyó entonces Simon - Te dan un aire rebelde. - su sonrisa se extendió en un reflejo de la mía.
Casandra puso los ojos en blanco y asintió.
- Haz lo que quieras, a fin de cuentas... - dejó la frase en el aire.
- Gracias. - me acerqué y le di un beso en la mejilla. Era suave y blanquecina, y su piel olía a hierbabuena.
- Cuidaos. - me estrechó un momento entre sus brazos y me volvió a soltar.
- Volveremos para la cena, te lo prometo. - le aseguré.
Agarré la chaqueta de cuero negra y me despedí de Harry y Casandra.
En el pasillo nuestros pasos ni siquiera resonaban, sino que reinaba un silencio sepulcral.
- ¿Sabes una cosa? A pesar de que te queda bien este vestido, me gustan más tus sudaderas. - comentó entonces Simon.
- ¿Ah si? ¿Por qué? - me sorprendí.
- Es que no es tu estilo.
Simon seguía mirándome de arriba abajo y le dirigí una mirada pícara.
- No esperaba que te impresionara tanto verme así.
Simon en seguida dejó de mirarme y su rostro se cubrió de rubor.
- Jajaja. - solté una risotada.
- Es que la verdad, impresionarías a cualquiera... - se quedó un momento pensativo - Voy a tener que ser tu guarda espaladas hoy. Creo.
- ¿Por? - le miré interrogante.
- Porque como te deje sola un momento los demás tíos se te tirarán encima como cuervos al acecho. - soltó una risotada aquella vez él al ver mi rostro ruborizado.
- Mentiroso. - me crucé de brazos enfurruñada. No me gustaba que se burlaran de mí. Supongo que como a cualquiera.
Respiré profundo y llamé al ascensor, mientras taconeaba (o sueleaba, en este caso) impaciente.
Lo cierto era que mi aspecto era que mi aspecto era impactante, pero los chicos nunca habían sido mi fuerte. Es más, nunca había salido en serio con ninguno.
Hubo un chico, con el que había tonteado un poco, pero había resultado que era tan guapo que acabó enamorándose más de sí mismo más que de mí.
- No me había dado cuenta, pero vamos a conjunto. – dijo él, cortando el hilo de mis pensamientos que había empezado a surgir.
Sonreí, cayendo en la cuenta de que era verdad. Ambos habíamos elegido el azul y el negro.
- Yo tampoco me había dado cuenta.
Entramos en el ascensor.
- Espero que todo salga bien.
Noté que en su voz había nerviosismo.
Miré sus ojos, a través de las gafas, podía ver como tenía las pupilas dilatadas por la falta de luz del ascensor.
Le agarré la mano y se la estreché fuertemente.
- Ya verás como si.
Con una sacudida el ascensor llego a la planta baja. Abrí la puerta de un empujón, ya que solía trabarse a menudo.
Se la solté.
Caminamos bastante rápido, a pesar de que no teníamos claro qué íbamos a hacer hasta que fuera la hora del concierto.
En las calles había mucha gente, dado que hacía un día estupendo, con una temperatura más elevada de lo normal en aquella época del año.
Observé los rostros de cuantos pude, intentando memorizarlos por si los veía en el concierto de Simon. Aunque sabía que la mayoría no se dirigían al Gran Café Rock.
Nos paramos en frente de un restaurante de comida rápida.
Miré inquieta a Simon, mientras éste me hacía señas para que entráramos.
- Aún nos queda bastante tiempo hasta el concierto. – comentó, con una sonrisa.
Nos sentamos en una esquina, frente a la ventana, mientras una chica discutía en el mostrador con la cajera, porque le habían dado una pizza de anchoas en vez de una de pepperoni.
- ¿Vas a pedir algo? – preguntó Simon.
- No creo, – sonreí, mientras miraba a la gente que paseaba por la calle - ¿y tú?
- Tampoco. – dijo, mientras se rascaba la punta de la nariz con la uña.
Estábamos en silencio, mientras Simon repiqueteaba con sus uñas, en la mesa y yo me frotaba las manos con nerviosismo.
- ¿Tienes frío? – preguntó de golpe.
- Un poco, a decir verdad.
Simon me dirigió una media sonrisa y me pasó su chaqueta azul. Dejando al descubierto una camiseta verde, con el dibujo de un burro que señalaba una pizarra, con la fórmula de Einstein escrita allí (es decir E=mc2).
- Me gusta tu camiseta. – comenté.
- Si quieres también me la quito.
Me miró con picardía.
Comencé a reír, hasta que me dolió la tripa.
- No hace falta que me des tu chaqueta, Simon, yo he traído la mía. –  mientras lo decía señalé la chaqueta negra.
Simon hizo un gesto, elevando los hombros y bajándolos.
- Como quieras. - pareció resignarse.
Sin embargo, antes de que se pusiera la chaqueta, pude apreciar que los resultados de aquellos meses de cambios hormonales habían dado sus frutos.
El año anterior, Simon era alto y delgado, con las extremidades flojas y los pómulos muy marcados bajo la piel, ya que del estirón tan brutal que había pegado, se había quedado en los huesos.
Sin embargo, ahora tenía bastante más masa muscular, en el torso podían notarse sus pectorales y en los brazos se veían tras su blanquecina piel, las venas azuladas, que habían aumentado considerablemente de tamaño, conforme el brazo se había vuelto más robusto.
A pesar de aquello, seguía siendo considerablemente flacucho y desgarbado, aunque claro estaba, ¿qué adolescente no lo era?
Sonreí al encontrarme mirando sus venas, ya que Simon tenía terror a las agujas y se desmayaba con facilidad al ver su propia sangre o la de cualquiera.
- Me estás mirando. ¿Por qué me estás mirando? - su voz fue como una descarga directa a mi corazón.
Desperté de mi abobamiento repentino.
- Siempre te miro, Simon. – contesté, mientras miraba nuevamente por la ventana.
- Pero no de esa forma.
Le lancé una mirada iracunda.
- ¿Y cómo es que te suelo mirar?
- En primer lugar, con los ojos –contestó, riéndose de su propio chiste malo – pero como no es eso a lo que me refería, normalmente me miras, pero no me observas, ¿entiendes?
- No mucho, la verdad. - admití.
Simon resopló, como si fuera algo muy obvio.
- Te lo explicaré fácilmente… normalmente, me miras como podrías mirar un cuadro que siempre has visto al pasear por tu casa – hizo una pausa y me miró para ver si lo entendía – pero nunca me miras con interés.
- ¿Interés? – repetí, perpleja.
- Va, déjalo. - bufó y se apartó los cabellos castaños de la frente.
Se colocó la chaqueta nuevamente y se arregló las gafas que se le habían torcido.
Sonreí y le acaricié la mano, cariñosamente.
Él me devolvió la sonrisa y me guiñó un ojo.
Miré la hora, para asegurarme de que no llegábamos tarde, cuando me dí cuenta de que no sabía a qué hora era el concierto.
- Simon – dirigió en seguida su mirada hacia mí - ¿A qué hora empieza el concierto?
- Oh, a las siete, ¿por qué?
Miré nuevamente el reloj, eran las  seis y cuarto.
- Deberíamos ir yendo.
- Claro – contestó y se puso de pie, llevándose por delante a una chica que intentaba pasar por entre su asiento y el continuo.
- Perdón. – murmuró, mientras yo intentaba contener la risa floja, sin conseguirlo, por supuesto.
La chica le lanzó una mirada furiosa y le mostró su dedo corazón, mientras se iba bruscamente hasta su asiento.
- Que mal genio. – murmuró, mientras salíamos del local.
Reímos juntos y le sacudí sus ondulados cabellos, mientras le pellizcaba la mejilla.
- Vamos a ese concierto. He oído decir que el guitarrista está buenísimo y quiero verificarlo. – comenté.
Simon me rodeó con su brazo, mientras una media sonrisa surcaba su rostro.
- Más quisieras, pequeñaja, más quisieras.


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Lamento muchísimo tanto retraso, pero es que no he tenido tiempo casi ni para respirar D: PRometo ponerme más al día a partir de ahora ^^
Espero que este capítulo os haya gustado, el próximo será más extenso y solo puedo prometeros que tendrá una buena dósis de música y de sentimientos >///<
Gracias a todos por esos comentarios que me impulsan cada vez con más ánimo :)